Cierro
el ciclo de poesía romántica con Walt Whitman, que hace de nexo de unión entre
el Romanticismo y el Modernismo hispanoamericano. Curioso poeta, que ha sido
mucho más leído y admirado en lengua española que en lengua inglesa.
El
título no puede ser más significativo de la egolatría romántica, pero desde ese
yo se alza hasta identificarse con su pueblo, su tierra y la humanidad en un
canto a la fraternidad universal y a la fusión con la Naturaleza.
El
lenguaje profético, en versos libres, inspirado en los versículos bíblicos
inicia un camino que transitarán Rubeń Darío, León Felipe y el Neruda del Canto
General, entre otros muchos.
El
poema consta de LII partes de las que os mando las dos primeras.
Es
evidente que en un poema tan largo y tan pretencioso hay muchos versos flojos
junto a otros muy brillantes. Borges hizo una traducción libre de este poema,
que sin duda lo mejora muchísimo, porque suprime los versos de relleno.
(Selección
del poema e introducción de Carlos Nuño)
Canto a mí mismo (fragmento)
Me
celebro y me canto a mí mismo.
Y lo
que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque
lo que yo tengo lo tienes tú
y
cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago…
e invito a vagar a mi alma.
Vago
y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
par
ver cómo crece la hierba del estío.
Mi
lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de
esta tierra y de estos vientos.
Me
engendraron padres que nacieron aquí,
de
padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de
padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.
Tengo
treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con
mi aliento puro
comienzo
a cantar hoy
y no
terminaré mi canto hasta que me muera.
Que
se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás.
A su sitio.
Se
cuál es mi misión y no lo olvidaré;
que
nadie lo olvide.
Pero
ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo
hablar a todos sin restricción,
y
abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza
desenfrenada.
II
Las
casas y los aposentos están cargados de perfumes,
los
estantes y los armarios están cargados de perfumes.
Aspiro
y me complazco en su fragancia,
siento
su influjo enervador,
pero
me rebelo… Me rebelo y me escapo.
La
atmósfera no es un perfume.
No
tiene el gusto de las esencias;
es
inodora,
está
hecha para mi boca
y yo
lo absorbo y la adoro como a una novia.
Iré a
los repechos donde comienzan los bosques y me desnudaré para gozar enloquecido
su contacto.
Me
gusta ver el vaho de mi aliento,
las
ondas del río,
los
hilos de seda que se cruzan entre los árboles,
las
horquillas donde descansa la vid.
Me
gusta oír los ecos,
los
zumbidos, los murmurios de la selva.
Me
gusta sentir el empuje amoroso de las raíces
al
través de la tierra,
el
latido de mi corazón,
la
sangre que inunda mis pulmones,
el
aire puro que los orea
en
inspiraciones y espiraciones amplias.
Me
gusta olfatear las hojas verdes
y las
hojas secas,
las
rocas negruzcas de la playa
y el
heno que se apila en los pajares.
Me
gusta oír el escándalo de mi voz, forjando palabras que se pierden en los
remolinos del viento.
Me
gusta besar,
abrazar
y
alcanzar el corazón de todos los hombres con mis brazos.
Me gusta
ver entre los árboles el juego de luces y de sobras cuando la brisa agita las
ramas.
Me
gusta sentirme solo entre las multitudes de la ciudad,
en
las estepas
y en
los flancos de la colina.
Me
gusta sentirme fuerte y sano bajo la luna llena
y
levantarme cantando alegremente a saludar al sol.
¿Qué
creíais?
¿Qué
me conformaría con mil hectáreas de tierra nada
más?
¿Pensasteis
que toda la tierra sería demasiado para mí?
¿Para
qué habéis aprendido a leer si no sabéis ya interpretar mis poemas?
Quédate
hoy conmigo,
vive
conmigo un día y una noche
y te
mostraré el origen de todos los poemas.
Tendrás
entonces todo cuanto hay de grande en la Tierra y en el Sol
(existen
además millones de soles más allá)
y
nada tomarás ya nunca de segunda ni de tercera mano,
ni mirarás
más por los ojos de los muertos,
ni te
nutrirás con el espectro de los libros.
Tampoco
contemplarás el mundo con mis ojos
ni
tomarás las cosas de mis manos.
Aprenderás
a escuchar en todas direcciones
y
dejarás que la esencia del Universo se filtre por tu ser.
Walt Whitman, (1819-1892)
Traducción de León Felipe
NOTA
Para leer el Canto a mí mismo completo -en la traducción de León Felipe-utiliza este enlace y para leer la versión de Borges este otro.
Para hacer comentarios haz clic aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si tienes alguna objeción/sugerencia, no dudes en compartirla.
Para nosotros es muy importante conocer tú opinión.
Muchas gracias.