Antonio
Ros de Olano fue un general liberal que introdujo en el uniforme del ejército
una prenda que cubría la cabeza y a la que dio nombre: Un ros.
La
tradición de unir las armas y las letras se perdió tras la Guerra Civil.
El amor
romántico pasó a las grandes novelas del XIX, a la novela por entregas de los
periódicos, a la novela radiofónica de nuestra infancia, a la novela rosa a lo
Corín Tellado y a las diversas formas
del folletín televisivo.
Es el
responsable de nuestra nefasta educación sentimental. Según ese amor, los
amantes están destinados el uno para el otro más allá de su voluntad (la media naranja). Es la base del
matrimonio y, como este, eterno y único.
Ese
sentido posesivo del amor romántico explica la muerte de muchas mujeres y el
sufrimiento del hombre que habla en este
poema.
Por
otra parte, el poema es de clara inspiración popular, parece
recordar elementos tomados del flamenco.
(Selección
del poema e introducción de Carlos Nuño)
El penado
- ¡Ay
del ay que al alma llega!
Por matar a una mujer
Incurrí en la última pena;
mas trocó el rey la condena
y mi vida es padecer
amarrado a una cadena...
- ¡Ay
del ay que al alma llega!
Me quitó el juez mi caballo;
el alguacil, la vihuela;
me quitaron lo que callo...
¡Regalo de ella y no hallo
memoria que mas me duela!
-¡Ay del ay que al alma llega!
¡Camposanto de Jerez,
si ella en tí resucitara
y a mi me soltase el juez,
la mataría otra vez,
antes de verle la cara!
-Ay del ay que al alma llega,
por matar a una mujer!
Antonio Ros de Olano, (1808-1886)
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