Bécquer
ha tenido la mala suerte de que le leyeran adolescentes cursis que proyectaban
en él su cursilería, pero es un gran poeta; el primer poeta moderno de España.
Hay un
concepto básico del Romanticismo que aparece en esta rima y que se emplea
actualmente sin darnos cuenta de su origen: EL GENIO. El artista es único,
original, obedece solo a su subjetividad y disputa a Dios la capacidad de
crear. No imita, retrata o descubre la realidad, sino que la crea. La
inspiración romántica es la voz de los dioses que se expresa a través del
genio.
Como
todo gran poema, puede ser interpretado en una clave más actual. Por ejemplo, a
Julio Anguita le gustaba mucho esta rima porque interpretaba que igual que en
un arpa duerme una música infinita, en cada persona hay infinitas capacidades
que esperan la mano de nieve que sepa arrancarlas. Explicaba que por eso se
dedicó a la enseñanza y a la política..
(Selección
del poema e introducción de Carlos Nuño)
Rima VII
Del
salón en el ángulo oscuro,
de su
dueño tal vez olvidada,
silenciosa
y cubierta de polvo
veíase
el arpa.
¡Cuánta
nota dormía en sus cuerdas
como
el pájaro duerme en la rama
esperando
la mano de nieve
que
sabe arrancarlas!
¡Ay!
-pensé-, ¡Cuántas veces el genio
así
duerme en el fondo del alma,
y una
voz, como Lázaro, espera
que
le diga: “Levántate y anda”!
Gustavo Adolfo Bécquer, (1836-1870)
ESCUCHA EL POEMA (en la voz de Antonio Mula Franco):
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