Rosalía
de Castro es uno de los poquísimos personajes incuestionables de nuestra
cultura, la poeta más grande del siglo XIX y la madre de las Letras Gallegas.
A los
veinte años, publicó en un periódico de Vigo el texto que sigue en una bellísima
prosa poética. Es un verdadero manifiesto feminista. Muy significativo el
título y la fecha de la publicación. Es
como si quisiera cantar en voz alta, ante
Manuel Murguía (su marido) y ante toda la sociedad, una canción en la
que proclama que el matrimonio no es sumisión, sino unión entre iguales.
Era
hija de madre soltera y de un cura. Es la "negra sombra" contra la
que luchó toda su vida.
(Selección
del poema e introducción de Carlos Nuño)
Lieders
¡Oh, no quiero ceñirme a las reglas del arte! Mis pensamien-tos
son vagabundos, mi imaginación errante y mi alma sólo se satisface de
impresiones.
Jamás ha dominado en mi alma la esperanza de la gloria, ni
he soñado nunca con laureles que oprimiesen mi frente. Sólo cantos de
independencia y libertad han balbucido mis labios, aunque alrededor hubiese
sentido, desde la cuna ya, el ruido de las cadenas que debían aprisionarme para
siempre, porque el patrimonio de la mujer son los grillos de la esclavitud.
Yo, sin embargo, soy libre, libre como los pájaros, como las
brisas; como los árboles en el desierto y el pirata en la mar.
Libre es mi corazón, libre mi alma, y libre mi pensamiento,
que se alza hasta el cielo y desciende hasta la tierra, soberbio como el Luzbel
y dulce como una esperanza.
Cuando los señores de la tierra me amenazan con una mirada,
o quieren marcar mi frente con una mancha de oprobio, yo me río como ellos se
ríen y hago, en apariencia, mi iniquidad más grande que su iniquidad. En el
fondo, no obstante, mi corazón es bueno; pero no acato los mandatos de mis
iguales y creo que su hechura es igual a mi hechura, y que su carne es igual a
mi carne.
* * *
Yo soy libre. Nada puede proteger la marcha de mis
pensamientos, y ellos son la ley que rige mi destino.
* * *
¡Oh mujer! ¿Por qué siendo tan pura vienen a proyectarse
sobre los blancos rayos que despide tu frente las impías sombras de los vicios
de la tierra? ¿Por qué los hombres derraman sobre ti la inmundicia de sus
excesos, despreciando y aborreciendo después en tu moribundo cansancio lo
horrible de sus mismos desórdenes y de sus calenturientos delirios?
Todo lo que viene a formarse de sombrío y macilento en tu
mirada después del primer destello de tu juventud inocente, todo lo que viene a
manchar de cieno los blancos ropajes con que te vistieron las primeras
alboradas de tu infancia, y a extinguir tus olorosas esencias y borrar las
imágenes de la virtud en tu pensamiento, todo te lo transmiten ellos todo...,
y, sin embargo, te desprecian.
* * *
Los remordimientos son la herencia de las mujeres débiles.
Ellos corroen su existencia con el recuerdo de unos placeres que hoy compraron
a costa de su felicidad y que mañana pesarán sobre su alma como soplo candente.
Espectros dormidos que descansan impasibles en el regazo que
se dispone a recibir otro objeto que el que ellos nos presentan, y abrazos que
reciben otros abrazos que hemos jurado no admitir jamás.
Dolores punzantes y desgarradores por lo pasado,
arrepentimientos vanos, enmiendas de un instante y reproducciones eternas en la
culpa, y un deseo de virtud para lo futuro, un nombre honrado y sin mancillar
que poder entregar al hombre que nos pide sinceramente una existencia desnuda
de riquezas, mas pródiga en bondades y sensaciones vírgenes.
He aquí las luchas precedidas siempre por los remor-dimientos
que velan nuestro sueño, nuestras esperanzas, nuestras ambiciones.
¡Y todo esto por una debilidad!
Rosalía de Castro, (1837-1885)
Artículo
publicado en El Álbum del Miño de Vigo, 1858
NOTA A PROPÓSITO DEL TÍTULO.
Aunque “Lieder” es el plural de “Lied” (canción, canto) en alemán, Rosalía tituló deliberadamente el articulo “Lieders”. Se trata de una licencia
que se permitió, seguramente, para atraer el término alemán a la gramática
gallega.
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La obra de Rosalía, en su conjunto, es un un grito que reclama justicia para las mujeres: en el pasado y también en el presente
ResponderEliminarLa fotografía que acompaña el artículo está tomada recientemente en el Casco Viejo de Vigo y muestra que “sigue viva" a día de hoy tanto en la calle como en el mundo académico, el mundo escolar, las artes plásticas o la creación musical.
No puedo creerme que ésto lo escribiese una muchacha de 20 años en 1858. Es asombroso y da mucho que pensar respecto a la madurez de nuestra juventud.
ResponderEliminarGracias de nuevo, Carlos, por descubrirnos un poco de lo mucho que ignoramos y que nunca acabamos de aprender.