miércoles, 6 de mayo de 2020

Josefa Parra: Sentidos


Pepa Parra, directora de actividades de la Fundación Caballero Bonald y subdirectora de la revista literaria Campo de Agramante (Jerez de la Frontera).
La tradición cristiana ha convertido en pecaminosos los goces de los placeres corporales, sobre todo para la mujer. Aquí, a esto se le añadió el franquismo.
La poesía erótica española, escrita por mujeres, había sido muy tortuosa hasta que Ana Rossetti la liberó de culpas situándola en referentes culturales o místicos. Pepa Parra, otra poeta gaditana, ya no necesita subterfugios para proclamar la dicha y el goce de los sentidos.
 (Selección del poema e introducción de Carlos Nuño)
Sentidos
I -Del tacto
Acércate despacio a mis dominios;
que tus dedos tanteen el espacio
ciegamente, la oscuridad que envuelve
mi cuerpo; que construyan un camino
y lleguen hasta mí a través del velo
espeso y taciturno de las sombras.
Sálvame con la luz que hay en tus dedos
si me tocan, conjura la desidia,
enciéndeme o abrásame en el tacto
esplendoroso y claro de tus manos.
Como las mariposas de la noche,
hacia la llama iré que tú convocas,
que prefiero quemarme a estar a oscuras.
II -Del olfato
La vainilla; el espliego; el verdín; la canela.
A veces un aroma delgado como de agua,
como de nube o lluvia; a veces un violento
perfume que recuerda la piel de una gacela,
el sudor y la sangre de un animal en celo.
Pero siempre, al final, la vainilla, el espliego...
III -De la visita
Para tus ojos.
Para tus ojos fieramente abiertos.
Para tus ojos fijos.
Para tus ojos con caudal de fiebre.
Para tus ojos grandes.
Una orquídea de carne voluptuosa
para tus ojos ávidos
con vocación de abejas.
IV -Del gusto
Hay sal sobre los labios. En la lengua,
un resto de naufragios y sirenas,
tal vez algas, y el gusto de los fondos
espumosos y verdes del océano.
El sexo siempre sabe a mar de invierno,
a galernas en medio de la noche.
V -Del oído
Se levanta tu voz, se enrosca y se estremece,
serpiente y remolino, se enzarza en mis cabellos,
sube aún, se engrandece, se enajena en rugido
y pierde la noción del trino o la palabra.
Eres otro en tu voz. No conozco a ese hombre
que grita en el placer, delicioso extranjero
que habla lenguas angélicas en una cama impura.
Josefa Parra (1965- )
De Alcoba del agua, 2002


ESCUCHA EL POEMA (en la voz de Tomás Galindo):


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