lunes, 20 de abril de 2020

Francisca Aguirre: Hace tiempo


Francisca Aguirre (Alicante, 1930), Premio Nacional de las Letras Españolas en 2018, recuerda en este poema la impresión que le produjo la ejecución a garrote vil de su padre, el pintor Lorenzo Aguirre en 1942. Ella tenía 12 años.
Poesía como testimonio de la realidad, con elementos existenciales y un lenguaje sencillo, conversacional, de la vida cotidiana..            
 (Selección del poema e introducción de Carlos Nuño)
Hace tiempo
A Nati y Jorge Riechmann
Recuerdo que una vez, cuando era niña,
me pareció que el mundo era un desierto.
Los pájaros nos habían abandonado para siempre:
las estrellas no tenían sentido,
y el mar no estaba ya en su sitio,
como si todo hubiera sido un sueño equivocado.
Sé que una vez, cuando era niña,
el mundo fue una tumba, un enorme agujero,
un socavón que se tragó a la vida,
un embudo por el que huyó el futuro.
Es cierto que una vez, allá, en la infancia,
oí el silencio como un grito de arena.
Se callaron las almas, los ríos y mis sienes,
se me calló la sangre, como si de improviso,
sin entender por qué, me hubiesen apagado.
Y el mundo ya no estaba, sólo quedaba yo:
un asombro tan triste como la triste muerte,
una extrañeza rara, húmeda, pegajosa.
Y un odio lacerante, una rabia homicida
que, paciente, ascendía hasta el pecho,
llegaba hasta los dientes haciéndolos crujir.
Es verdad, fue hace tiempo, cuando todo empezaba,
cuando el mundo tenía la dimensión de un hombre,
y yo estaba segura de que un día mi padre volvería
y mientras él cantaba ante su caballete
se quedarían quietos los barcos en el puerto
y la luna saldría con su cara de nata.
Pero no volvió nunca.
Sólo quedan sus cuadros,
sus paisajes, sus barcas,
la luz mediterránea que había en sus pinceles
y una niña que espera en un muelle lejano
y una mujer que sabe que los muertos no mueren.

Francisca Aguirre (1930-2019)  


ESCUCHA EL POEMA en la voz de Tomás Galindo:

1 comentario:

  1. Querido Carlos, el poema es muy impresionante pero sobre todo es más impresionante saber (como tu aclaras en la introducción) que la autora presenció la ejecución de su padre (nada menos que en la modalidad de "garrote vil"). Demoledor.
    Por favor, Carlos, alégranos un poco el porvenir porque el puñetero coronavirus ya nos lo esta amargando suficientemente. Danos un poco de esperanza para el poco tiempo que nos queda a algunos.
    Un abrazo.
    Vicente Ausín

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