Cervantes
no fue un gran poeta. El mismo se lamentaba de ello: "Yo, que siempre me
afano y me desvelo, por parecer que tengo, de poeta, los dones que no quiso
darme el cielo"
No
obstante, en algunos casos, tiene grandes aciertos poéticos, como en este soneto,
incluido en La Galatea.
En
él recrea el mito de La Arcadia Feliz. Opone la felicidad de
la vida campesina, disfrutando del verde prado, las yerbas, las fuentes, la
caza, la música campesina, la siesta en el campo ..., a las desgracias y sobresaltos que causa el amor: incendios, temores, celos,
iras, rabias, muertes, penas.
El
terceto final es fantástico:
Del
campo son y han sido mis amores;
rosas
son y jazmines mis cadenas;
Libre
nascí, y en libertad me fundo.
Hay que añadir que estas palabras
las pronuncia una mujer, Gelasia, que reivindica su derecho a no
enamorarse para ser más libre. La
pastora Marcela en El Quijote
proclamará esta misma idea.
(Selección
del poema e introducción de Carlos Nuño)
¿Quién dejará del verde prado umbroso...
¿Quién dejará del verde prado umbroso
las frescas yerbas y las frescas fuentes?
¿Quién de seguir con pasos diligentes
la suelta liebre o jabalí cerdoso?
¿Quién, con el son amigo y sonoroso,
no detendrá las aves inocentes?
¿Quién, en las horas de la siesta
ardientes,
no buscará en las selvas el reposo,
por seguir los incendios, los temores,
los celos, iras, rabias, muertes, penas,
del falso amor, que tanto aflige al mundo?
Del campo son y han sido mis amores;
rosas son y jazmines mis cadenas;
libre nascí, y en libertad me fundo.
Miguel de Cervantes
(1547-1616)
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