atribuido a Jheronimus
Bosch (1450-1516)
Zangers en musici in een ei (Concierto en el huevo)
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El
texto original está escrito en latín y se conoce como La confesión goliarda, Sorprende que un texto del siglo XII sea tan
actual.
Los goliardos eran curas en paro, que se
ganaban la vida por plazas y tabernas. En el Arcipreste de Hita hay mucha
influencia de los goliardos.
La
parodia de ritos o ceremonias religiosas (como en este poema), el elogio del
vino, de la taberna y del juego, la burla anticlerical, la crítica al poder
corruptor del dinero, el gozo de ser joven, son los grandes temas de la
literatura goliardesca.
El
himno universitario Gaudeamus igitur
procede de esta tradición.
(Selección
del poema e introducción de Carlos Nuño)
Estuans interius ira
vehementi
(Ardiendo por dentro con
violenta furia)
Agitado
en mi interior por un gran resentimiento
con
amargura clamo en mi mente: (4)
hecho
soy de un mudable elemento,
como
las hojas con que el viento juega.
Propio
es del hombre sabio
levantar
su cimiento en la piedra, (5)
necio,
entonces, me parezco al río que se desliza
y nunca
bajo un mismo cielo permanece.
Llevado
soy como barco sin tripulante,
o
como, errabunda, las rutas de los vientos llevan al ave.
No
me sujetan cadenas ni me retienen llaves;
en pos
de mis iguales ando: con los perversos me junto.
Insoportable
es para mí el carácter severo;
más
dulce que la miel y amable es el juego:;
todo
lo que Venus ordena es para mí dulce yugo,
pues
ella nunca a débiles corazones somete.
Piso
el ancho camino de la juventud sin freno, (6)
a
los vicios me abrazo y de la virtud me olvido;
ávido
de gozar más que de salvación,
muero
en el alma por cuidar la piel que me recubre.
Pero,
obispo discretísimo, (7) tu perdón te ruego:
con
buena muerte muero, de dulce muerte fallezco;
a
mi pecho hiere la hermosura de las muchachas,
y a las
que no con las manos, al menos con el corazón poseo.
¡Cuán
arduo es vencer a este cuerpo!
Cuánto,
que al ver a una doncella la mente siga pura.
Obedecer
ley tan severa los jóvenes no podemos;
de
estos mudables cuerpos no tenemos cura.
¿A
quién no consumirán las llamas si en el fuego lo ponen?
¿Quién
seguirá siendo casto si se queda en Pavía,
donde
Venus llama con un dedo a los jóvenes,
con sus
ojos los prende en redes y con su rostro los consume?
Si
a Hipólito (8) hoy en Pavía pusieras,
no
sería ya Hipólito al siguiente día;
todos
los caminos a la cama de Venus conducen.
y
no hay entre tantas torres ninguna en que la castidad se guarde.
En
segundo lugar, también del juego me culpo:
cuando
por él ha quedado mi cuerpo desnudo.
frío
en lo exterior y ardiendo la mente, sudoroso.
versos y poemas mejores escribo.
Pero
en tercer lugar de la taberna me acuso:
nunca
ha habido ni habrá tiempo en que la desprecie,
hasta
que los santos ángeles a mi juicio acudan
cantándome,
ya muerto: Dale descanso eterno.
Pues
mi voluntad es en la taberna morir
y
que el vino esté cercano a mis labios moribundos,
cuando
alegres los coros angélicos canten:
"Sé
propicio, oh Dios., con este bebedor."
Los
vasos encienden la luz del alma,
el
corazón colmado de néctar se eleva hasta lo excelso:
¡ah!
más dulce sabe el vino de la taberna
que el
que mezcla con agua el copero del obispo.
Algunos
poetas evitan a las muchedumbres
y
sólo apartadas habitaciones eligen;
estudian,
se empeñan, se desvelan, trabajan sin suspiro,
pero
nunca alcanzan la obra bella que buscan.
Ayunan
y se abstienen esos grupos de poetas,
evitan
las pendencias callejeras y los tumultos de las plazas,
y
mientras hacen una obra que morir no pueda,
ellos
por el estudio mueren, de su trabajo esclavos.
A
cada uno la naturaleza nos concede el don conveniente.
Yo
nunca podría escribir en ayunas.
Un
solo niño podría vencerme si ayuno.
Toda
sed y ayuno cual funeral aborrezco.
A
cada quien la naturaleza le concede la gracia conveniente;
yo
para escribir un verso bebo un buen vino;
y
si del más puro están llenas las barricas de la taberna,
de tal
vino nacen mis abundantes discursos.
Son
mis versos como el vino que bebo,
nada
puedo hacer si no me lleno,
nada
en absoluto vale lo que escriba si ayuno,
pero
un poeta mayor que Ovidio soy después de muchas copas.
Nunca
se me concedió la inspiración poética
si
antes no estaba satisfecho mi vientre;
cuando
en el cerebro Baco domina,
irrumpe
Apolo en mí con canto admirable.
Pero
heme aquí, acusado por mi maldad,
la
misma que tus siervos me redarguyen;
pero
de ellos nadie es acusador,
aunque
gozar buscan los placeres mundanos.
Ahora
en presencia del Santo Obispo,
según
manda la regla de los dominicos,
arrojan
sobre mí la piedra sin perdonar al poeta,
que
no tiene un alma consciente del pecado.
Ya
he dicho en contra mía todo lo que de mí conozco;
el
veneno vomito, que tan largamente he albergado;
la
vieja vida me disgusta, nuevas costumbres quiero;
el
hombre mira el rostro, pero conoce Júpiter el corazón.
Busco
ya la virtud, los vicios desprecio,
con
renovada fuerza mi espíritu renace.,
como
lactante leche nueva desea,
para
que no sea vaso de lo vano mi corazón.
Electo
de Colonia, perdona al penitente,
sé
misericordioso con el que llega suplicante,
da
penitencia a quien su culpa confiesa:
de buen
grado soportaré lo que tú hayas juzgado.
Perdonad,
pues, a vuestros siervos: el león, rey de las fieras,
ante
sus súbditos de la ira se olvida:
haced
vosotros lo mismo, príncipes de la tierra:
que
lo más amargo es lo que ya no tiene dulzura.
El Archipoeta (SIGLO XII)
El autor de este poema
es conocido como el Archipoeta, o vates
vatum. Sabemos que perteneció a una familia de caballeros y vivió bajo la
protección de Reginaldo de Dassel, quien fue archicanciller del Emperador Barbarroja
y arzobispo de Colonia.
NOTAS:
(4) Véase el libro de Job, capítulo 10, versículo 1 (Job 10:1).
(5) Véase Evangelio según San Mateo 7:24.
(6) Véase Evangelio según San Mateo 7:13.
(7) Se refiere, con seguridad, al obispo electo
de Colonia, Reginaldo de Dassel.
(8) Hipólito se mantuvo
casto ante los intentos de seducción de Fedra.
Fu! ...este poema es difícil de entender.
ResponderEliminarHabrá que leerlo y leerlo y leerlo...
:-)
Carmen
Gracias, Me ha encantado. La cultura popular y la escuela nos presentan una Edad Media oscura, la cual más y más pongo en duda.
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