miércoles, 22 de abril de 2020

El Archipoeta: La confesión goliarda

  atribuido a  Jheronimus Bosch (1450-1516)   
 Zangers en musici in een ei  (Concierto en el huevo)

El texto original está escrito en latín y se conoce como La confesión goliarda, Sorprende que un texto del siglo XII sea tan actual.
Los goliardos eran curas en paro, que se ganaban la vida por plazas y tabernas. En el Arcipreste de Hita hay mucha influencia de los goliardos.
La parodia de ritos o ceremonias religiosas (como en este poema), el elogio del vino, de la taberna y del juego, la burla anticlerical, la crítica al poder corruptor del dinero, el gozo de ser joven, son los grandes temas de la literatura goliardesca.
El himno universitario Gaudeamus igitur procede de esta tradición.            
 (Selección del poema e introducción de Carlos Nuño)
Estuans interius ira vehementi
(Ardiendo por dentro con violenta furia)

Agitado en mi interior por un gran resentimiento
con amargura clamo en mi mente: (4)
hecho soy de un mudable elemento,
como las hojas con que el viento juega.
Propio es del hombre sabio
levantar su cimiento en la piedra, (5)
necio, entonces, me parezco al río que se desliza
y nunca bajo un mismo cielo permanece.
Llevado soy como barco sin tripulante,
o como, errabunda, las rutas de los vientos llevan al ave.
No me sujetan cadenas ni me retienen llaves;
en pos de mis iguales ando: con los perversos me junto.
Insoportable es para mí el carácter severo;
más dulce que la miel y amable es el juego:;
todo lo que Venus ordena es para mí dulce yugo,
pues ella nunca a débiles corazones somete.
Piso el ancho camino de la juventud sin freno, (6)
a los vicios me abrazo y de la virtud me olvido;
ávido de gozar más que de salvación,
muero en el alma por cuidar la piel que me recubre.
Pero, obispo discretísimo, (7) tu perdón te ruego:
con buena muerte muero, de dulce muerte fallezco;
a mi pecho hiere la hermosura de las muchachas,
y a las que no con las manos, al menos con el corazón poseo.
¡Cuán arduo es vencer a este cuerpo!
Cuánto, que al ver a una doncella la mente siga pura.
Obedecer ley tan severa los jóvenes no podemos;
de estos mudables cuerpos no tenemos cura.
¿A quién no consumirán las llamas si en el fuego lo ponen?
¿Quién seguirá siendo casto si se queda en Pavía,
donde Venus llama con un dedo a los jóvenes,
con sus ojos los prende en redes y con su rostro los consume?
Si a Hipólito (8) hoy en Pavía pusieras,
no sería ya Hipólito al siguiente día;
todos los caminos a la cama de Venus conducen.
y no hay entre tantas torres ninguna en que la castidad se guarde.

En segundo lugar, también del juego me culpo:
cuando por él ha quedado mi cuerpo desnudo.
frío en lo exterior y ardiendo la mente, sudoroso.
 versos y poemas mejores escribo.
Pero en tercer lugar de la taberna me acuso:
nunca ha habido ni habrá tiempo en que la desprecie,
hasta que los santos ángeles a mi juicio acudan
cantándome, ya muerto: Dale descanso eterno.
Pues mi voluntad es en la taberna morir
y que el vino esté cercano a mis labios moribundos,
cuando alegres los coros angélicos canten:
"Sé propicio, oh Dios., con este bebedor."
Los vasos encienden la luz del alma,
el corazón colmado de néctar se eleva hasta lo excelso:
¡ah! más dulce sabe el vino de la taberna
que el que mezcla con agua el copero del obispo.
Algunos poetas evitan a las muchedumbres
y sólo apartadas habitaciones eligen;
estudian, se empeñan, se desvelan, trabajan sin suspiro,
pero nunca alcanzan la obra bella que buscan.
Ayunan y se abstienen esos grupos de poetas,
evitan las pendencias callejeras y los tumultos de las plazas,
y mientras hacen una obra que morir no pueda,
ellos por el estudio mueren, de su trabajo esclavos.
A cada uno la naturaleza nos concede el don conveniente.
Yo nunca podría escribir en ayunas.
Un solo niño podría vencerme si ayuno.
Toda sed y ayuno cual funeral aborrezco.
A cada quien la naturaleza le concede la gracia conveniente;
yo para escribir un verso bebo un buen vino;
y si del más puro están llenas las barricas de la taberna,
de tal vino nacen mis abundantes discursos.
Son mis versos como el vino que bebo,
nada puedo hacer si no me lleno,
nada en absoluto vale lo que escriba si ayuno,
pero un poeta mayor que Ovidio soy después de muchas copas.

Nunca se me concedió la inspiración poética
si antes no estaba satisfecho mi vientre;
cuando en el cerebro Baco domina,
irrumpe Apolo en mí con canto admirable.
Pero heme aquí, acusado por mi maldad,
la misma que tus siervos me redarguyen;
pero de ellos nadie es acusador,
aunque gozar buscan los placeres mundanos.
Ahora en presencia del Santo Obispo,
según manda la regla de los dominicos,
arrojan sobre mí la piedra sin perdonar al poeta,
que no tiene un alma consciente del pecado.

Ya he dicho en contra mía todo lo que de mí conozco;
el veneno vomito, que tan largamente he albergado;
la vieja vida me disgusta, nuevas costumbres quiero;
el hombre mira el rostro, pero conoce Júpiter el corazón.
Busco ya la virtud, los vicios desprecio,
con renovada fuerza mi espíritu renace.,
como lactante leche nueva desea,
para que no sea vaso de lo vano mi corazón.
Electo de Colonia, perdona al penitente,
sé misericordioso con el que llega suplicante,
da penitencia a quien su culpa confiesa:
de buen grado soportaré lo que tú hayas juzgado.
Perdonad, pues, a vuestros siervos: el león, rey de las fieras,
ante sus súbditos de la ira se olvida:
haced vosotros lo mismo, príncipes de la tierra:
que lo más amargo es lo que ya no tiene dulzura.

El Archipoeta (SIGLO XII)     

El autor de este poema es conocido como el Archipoeta, o vates vatum. Sabemos que perteneció a una familia de caballeros y vivió bajo la protección de Reginaldo de Dassel, quien fue archicanciller del Emperador Barbarroja y arzobispo de Colonia.

NOTAS:
(4)  Véase el libro de Job, capítulo 10, versículo 1 (Job 10:1).
(5)  Véase Evangelio según San Mateo 7:24.
(6)  Véase Evangelio según San Mateo 7:13.
(7)  Se refiere, con seguridad, al obispo electo de Colonia, Reginaldo de Dassel.
(8) Hipólito se mantuvo casto ante los intentos de seducción de Fedra.


2 comentarios:

  1. Fu! ...este poema es difícil de entender.
    Habrá que leerlo y leerlo y leerlo...
    :-)

    Carmen

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  2. Gracias, Me ha encantado. La cultura popular y la escuela nos presentan una Edad Media oscura, la cual más y más pongo en duda.

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