Tomás
Segovia (Valencia, 1927, Ciudad de Méjico, 2011)
Da casi
vergüenza tener que repetir que uno de los intelectuales mas emblemáticos de
Méjico siguió siendo español hasta su muerte. Un español casi desconocido en
España.
Profesor,
ensayista, traductor y grandísimo poeta.
En
su poesía nos presenta el amor erótico
como única salvación al desamparo y la orfandad irremediable del ser
humano.
Es
un erotismo entre iguales. La palabra "hermana", para nombrar a la
amante, aparece repetida en muchos de sus poemas y expresa esa concepción
igualitaria del sexo compartido.
(Selección del poema e introducción de
Carlos Nuño)
Jiga
Échame
un vistazo al menos de arriba abajo
mírame
cómo estoy de cabo a rabo enamorado
tengo
enamorados los ojos
y
tengo la boca enamorada
y
tengo el pie izquierdo enamorado
y
mucho más el pie derecho
tengo
también enamoradas las espumosas ingles
y
el pene conmovido enamorado como los niños de sus maestras
y
los testículos al borde de las lágrimas de puro enamorados
tengo
las manos pesadamente enamoradas
tengo
enamorado el pecho combatiente
tengo
con delirio enamorada la saliva
tengo
la vieja cabeza altanera perdidamente enamorada
y
enamoradas como vírgenes ridículas todas sus ideas
y
todas mis palabras enamoradas hasta la tartamudez
y
tengo enamorada la memoria
y
enamorada hasta la abyección la imaginación
tengo
el día y la noche enamorados
tengo
enamorada cada hora con una herida roja y un sexo violeta
tengo
enamorados los oídos y todo lo que oyen
y
enamorada la lectura de cada línea que leo y cada idea que pienso
tengo
la inteligencia magníficamente enamorada como una estúpida
y
tengo enamorado este dedo meñique
y
tengo enamorado el gesto con que escribo estas líneas
tengo
la voz con que te llamo enamorada
y
enamorada la paciencia milagrosa en que te espero
porque
te espero enamorado y no me dejes así
junta
apretadamente todo esto en tu abrazo
dueña
de los enjambres y de las cataratas reúneme
recoge
fuertemente en tu abrazo de hermana insensata
apretados
contra tus pechos más claros que los himnos
calmados
en tu seno de cauce de las fiebres caudales
todos
estos pedazos doloridos.
Tomás Segovia
PARA ESCUCHAR EL POEMA:
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