jueves, 9 de abril de 2020

Tomás Segovia: Jiga


Tomás Segovia (Valencia, 1927, Ciudad de Méjico, 2011)
Da casi vergüenza tener que repetir que uno de los intelectuales mas emblemáticos de Méjico siguió siendo español hasta su muerte. Un español casi desconocido en España.
Profesor, ensayista, traductor y grandísimo poeta.
En su poesía nos presenta el amor  erótico como única salvación al desamparo y la orfandad irremediable del ser humano. 
Es un erotismo entre iguales. La palabra "hermana", para nombrar a la amante, aparece repetida en muchos de sus poemas y expresa esa concepción igualitaria del sexo compartido.

(Selección del poema e introducción de  Carlos Nuño)

Jiga
Échame un vistazo al menos de arriba abajo
mírame cómo estoy de cabo a rabo enamorado
tengo enamorados los ojos
y tengo la boca enamorada
y tengo el pie izquierdo enamorado
y mucho más el pie derecho
tengo también enamoradas las espumosas ingles
y el pene conmovido enamorado como los niños de sus maestras
y los testículos al borde de las lágrimas de puro enamorados
tengo las manos pesadamente enamoradas
tengo enamorado el pecho combatiente
tengo con delirio enamorada la saliva
tengo la vieja cabeza altanera perdidamente enamorada
y enamoradas como vírgenes ridículas todas sus ideas
y todas mis palabras enamoradas hasta la tartamudez
y tengo enamorada la memoria
y enamorada hasta la abyección la imaginación
tengo el día y la noche enamorados
tengo enamorada cada hora con una herida roja y un sexo violeta
tengo enamorados los oídos y todo lo que oyen
y enamorada la lectura de cada línea que leo y cada idea que pienso
tengo la inteligencia magníficamente enamorada como una estúpida
y tengo enamorado este dedo meñique
y tengo enamorado el gesto con que escribo estas líneas
tengo la voz con que te llamo enamorada
y enamorada la paciencia milagrosa en que te espero
porque te espero enamorado y no me dejes así
junta apretadamente todo esto en tu abrazo
dueña de los enjambres y de las cataratas reúneme
recoge fuertemente en tu abrazo de hermana insensata
apretados contra tus pechos más claros que los himnos
calmados en tu seno de cauce de las fiebres caudales
todos estos pedazos doloridos.

                                                    Tomás Segovia

PARA ESCUCHAR EL POEMA:

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