Apunta
Schopenhauer que las personas percibimos mejor el dolor que el placer. Hasta
que llegan los días de tristeza, no advertimos
que muchos momentos de nuestra vida fueron dichosos.
Estos
días de dolor deben servirnos para reconocer tantos bienes que nos da
habitualmente la vida y que precisamente, por ser habituales, nos pasan desapercibidos.
Blas de
Otero afirma su fe en la humanidad, en la paz y en España en los momentos más
duros.
(Selección del poema e introducción de
Carlos Nuño)
Fidelidad
Creo en
el hombre. He visto
espaldas
astilladas a trallazos,
almas
cegadas avanzando a brincos
(españas
a caballo
del dolor
y del hambre). Y he creído.
Creo en
la paz. He visto
altas
estrellas, llameantes ámbitos
amanecientes,
incendiando ríos
hondos,
caudal humano
hacia otra
luz: he visto y he creído.
Creo en
ti, patria. Digo
lo que
he visto: relámpagos
de
rabia, amor en frío, y un cuchillo
chillando,
haciéndose pedazos
de pan:
aunque hoy hay sólo sombra, he visto
y he
creído.
Blas de Otero
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