Puede
suceder, ¡ojalá!, que la crisis del coronavirus cambie nuestro sistema de
valores y coloque lo humano por delante del beneficio.
El
siguiente poema es un ejemplo de la
herencia que me gustaría dejar a las generaciones venideras.
(Selección
del poema e introducción de Carlos Nuño)
Pequeño testamen to
Os dejo
el río Almofrey, dormido entre zarzas con mirlos,
las
hayas de Zuriza, el azul guaraní de las orquídeas,
los
rinocerontes, que son como carros de combate,
los
flamencos como claves de sol de la corriente,
las
avispas, esos tigres condensados,
las
fresas vagabundas, los farallones de Maine, el Annapurna,
las
cataratas del Niágara con su pose de rubia platino,
los
edelweiss prohibidos de Ordesa, las hormigas minuciosas,
la Vía
Láctea y los ruyseñores conplidos.
Os dejo
las autopistas
que
exhalan el verano en la hora despoblada de la siesta,
el
Cántico espiritual, los goles de Pelé,
la
catedral de Chartres y los trigos ojivales,
los
aleluya de oro de los Uffizi,
el Taj
Mahal temblando en un estanque,
los
autobuses que se bambolean en Sao Paulo y en Mombasa
con
racimos de negros y animales felices.
Todo
para vosotros, hijos míos.
Suerte
de haber tenido un padre rico.
Miguel d'Ors (1946 - ) .
de Curso Superior de Ignorancia, 1987
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