Me
parece muy oportuno volver a la concepción del Carpe Diem que tenían las
clásicos; nunca pensaron que éramos los dueños del universo y que dominábamos
el mundo. (Eso fue una ensoñación de La Ilustración y del Romanticismo, de la
que después se apropió el Capitalismo).
No
conocemos lo que nos reserva el futuro, ni las fuerzas más elementales de la
Naturaleza, y un desconocido bichito ha venido a recordárnoslo.
El
carpe diem son momentos fugaces en un mudo incierto.
(Selección
del poema e introducción de Carlos Nuño)
Carpe Diem
Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi,
quem tibi finem di dederint, Leuconoe,
nec Babylonios temptaris numeros.
Vt melius, quidquid erit, pati!
seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter
ultimam, quae nunc oppositis debilitat
pumicibus mare Tyrrhenum: sapias,
uina liques et spatio breui
spem longam reseces. Dum loquimur,
fugerit inuida aetas: carpe diem,
quam minimum credula postero.
No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
Quinto Horacio Flaco (65 -
8 a.C.)
De Odas, Libro 1:XI, (23
-13 a.C.)
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ResponderEliminarGB Los versos recitados en latín pueden escucharse aquí: https://youtu.be/8z1cncAI1Wg
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